jueves, 20 de septiembre de 2012

Descubren un aumento de tumores en ratas alimentadas con maíz transgénico




Investigadores de la Universidad de Caen, en Francia, han descubierto que las ratas que fueron alimentadas durante toda su vida con maíz transgénico de Monsanto o se habían expuesto a su fertilizante más vendido, 'Roundup', sufrieron tumores y daños múltiples en sus órganos.
El estudio, cuyos resultados publica en su último número la revista 'Food and Chemical Toxicology', analizó a un grupo de ratas que fueron alimentadas con una dieta que contenía NK603, una variedad de semillas modificadas genéticamente para tolerar las dosis de 'Roundup', o habían consumido agua con niveles de este químico permitido en Estados Unidos, y observaron que habían muerto antes que las que siguieron una dieta normal.
Además, según aseguran, los animales que siguieron la dieta genéticamente modificada sufrieron tumores mamarios, así como daños severos en el hígado y los riñones.

Dudas sobre la seguridad de la comida transgénica

Los investigadores dijeron que el 50% de los machos y el 70% de las hembras murieron de forma prematura, frente a sólo el 30% y el 20% en el grupo de control.
Gilles-Eric Seralini, autor del estudio, había formado parte en 2009 de un equipo que mostró sus dudas acerca de la seguridad de la comida transgénica basándose en un estudio en ratas de menor. No obstante, ahora se da un paso más al seguir a los animales durante todo su ciclo vital.
En aquel momento, Monsanto dijo que el estudio ofrecía "conclusiones no corroboradas", algo que ahora ha sido contestado por Seralini con un estudio "más realista y mejor documentado" sobre los riesgos de los cultivos modificados genéticamente.
Monsanto insiste en que sus productos son seguros y que no hay evidencias creíbles de un posible riesgo para la salud de humanos o animales derivados del consumo de cultivos transgénicos.


Durante el III Congreso Internacional sobre autismo, TGD y trastornos en el neurodesarrollo celebrado el año pasado en Barcelona, se puso de manifiesto como el maiz ha sido manipulado genéticamente para introducir en su ADN el gen de una bacteria (Bacillus thuringiensis) que sintetiza una proteina que es nociva para los insectos. De este modo, ya no es necesario realizar tratamientos contra plagas (más caros), sino que directamente el ADN del maiz contiene el gen de la bacteria que sintetiza la proteina nociva para los insectos. El insecto come la hoja y muere.

Este maiz transgénico es utilizado industrialmente para la obtención de azúcar, comercialmente vendido como maltodextrina, y presente en cualquier alimento hoy día. Pues bien, este azúcar transgénico está produciendo una película plástica, parecido a la silicona, en el interior del intestino de la población infantil (biofilm), provocando una absorción defectiva de los nutrientes (niños que comen adecuadamente pero presentan carencias), así como baja efectivad de los tratamientos antimicóticos (contra las cándidas).

La soja, ampliamente utilizada en la alimentación actual (todo contiene harina de soja, ojo a los ingredientes), también ha sido modificada genéticamente.

Desde hace prácticamente 200 años el consumo de azúcar y harinas ha crecido exponencialmente. Se ha convertido en un comercio altamente rentable. Pensad, desde que te levantas hasta que te acuestas estás consumiendo azúcares y harinas refinadas junto a grasas trans. Esta dieta está provocando enormes problemas de levaduras en el intestino de los niños (y adultos), principalmente la Cándida, siendo muy difícil mantener en equilibrio con la flora intestinal. El principal alimento de esta levadura es el azúcar y los carbohidratos (pastas, harinas, pan, ...). 

En resumen, menos carbohidratos y azúcares, y más frutas, verduras, carnes y pescados (más omega 3, y menos ácidos grasos saturados)...dieta paleolítica.

Jorge Serradilla

1 comentario:

  1. Hola Pilar somos Carolina y Maria Cristina (tus alumnas de sexto del año pasado) y queremos decirte que te echamos muchisimo de menos y te queremos mucho. Queremos contactar contigo. Un beso

    ResponderEliminar